07/02/2016 02:02 | Actualizado a 07/02/2016 03:03 P edro Sánchez comenta estos días en privado que ve muy difícil el acuerdo con Podemos. El líder del PSOE está desconcertado con la agresividad verbal de Pablo Iglesias, no entiende sus desplantes y su prepotencia. Podemos parece desear elecciones para zamparse a los socialistas, pero ese paso siempre es incierto: los electores pueden castigar a Iglesias por no aprovechar para desbancar al PP o, aunque no fuera así, difícilmente lograrían un resultado tan holgado Impelido por el instinto de supervivencia, el líder del PSOE está librando una endemoniada partida de ajedrez. Va a precisar de táctica, inteligencia, agilidad política y elevadas dosis de paciencia y control de la situación. Su objetivo es gobernar en solitario con apoyo externo de Podemos y Ciudadanos, pero si Iglesias sigue empeñado en un ejecutivo a medias, el equipo de Sánchez estudia una oferta de un gabinete con ministros independientes consensuados. Una suerte de “ni para ti ni para mí” con la que reprochar a Iglesias, si se muestra esquivo, su afán por ocupar sillones para él y los suyos. ![]() Sin embargo, si Sánchez lograra su objetivo, es consciente de la enorme dificultad de gobernar en esas circunstancias, máxime cuando la agenda política requiere de reformas de calado que son imposibles de culminar sin el concurso del PP. La relación de Sánchez con Rajoy es gélida. Los socialistas confían en que el pase del PP a la oposición conlleve un relevo al frente del partido. Sin los populares, resulta imposible la reforma constitucional y sin esta La exigencia de un referéndum sobre la independencia por parte de En Comú Podem, los aliados catalanes de Podemos abanderados por Ada Colau, se ha convertido en un requisito en constante transformación. Iglesias habló el pasado viernes de un referéndum en España para decidir hacia qué tipo de relación territorial debía orientarse la reforma constitucional y otra consulta para ratificar el acuerdo. Pero su exposición fue deliberadamente confusa. En Comú Podem y el PSC han tratado juntos sobre el referéndum. Miquel Iceta confía en que la reforma constitucional favorezca una distensión en Catalunya, pero también es consciente de que si no fuera ratificada por una mayoría de catalanes, al final no quedaría más remedio que la vía escocesa. Por su parte, los de Colau no están del todo cómodos con un plebiscito que reduzca la cuestión a la dicotomía sí o no a la independencia, pero consideran que la consulta a los catalanes es irrenunciable. Es un debate que está verde, pero ineludible si Sánchez es presidente con apoyo de Podemos. Además, el PNV anunció ayer su disposición a respaldar la investidura del líder del PSOE y los peneuvistas tienen en mente una reforma del estatuto vasco. “Creo en la unión desde el reconocimiento mutuo”, dijo Iñigo Urkullu en el último Alderdi Eguna. El lehendakari pidió “una relación de bilateralidad efectiva” y que se reconozca a Euskadi como nación. Y se mostró confiado en conseguir una “consulta legal y pactada”. Aunque Urkullu juega en la ambigüedad, se deduce que busca incluir sus reclamaciones en una reforma constitucional y estatutaria, refrendadas mediante referéndum. Convergència mantiene su negativa a apoyar a Sánchez. De momento. En el partido de Artur Mas saben que la única salida airosa del actual Govern es un referéndum. Carles Puigdemont intentará ganar tiempo por si se abre esa ventana, aunque las posibilidades sean escasísimas. Los convergentes se han situado en un punto en el que resulta imposible convencer a sus votantes de que una reforma constitucional es suficiente. Por eso, algunos ya piensan en que dentro de un año y medio se convocarán elecciones de nuevo plebiscitarias, con el objetivo de superar la barrera del 50% de votos secesionistas. De ahí que ayer Mas llamara a preparar el partido para ensanchar la base social independentista. La política discurre en Barcelona y Madrid por senderos paralelos, con síntomas similares de radicalidad y fragmentación, pero a velocidades tan diferentes que no se avista el momento en que puedan confluir. |