Metonimiedades


09/09/2018 01:15 | Actualizado a 09/09/2018 04:20

Artur Mas usó y abusó de las me­táforas náuticas, con aquel timón tan fotografiado y glosado en su día. Carles Puigdemont fue más de comparaciones concretas y, sobre todo, de proporcionar grandes titulares. Sigue siendo un gran copy que el mundo de la publicidad dejó pasar. Ahora, tras su discurso del pasado martes, Quim Torra se ha revelado como el rey de la metonimia, y eso pese a todas las citas, referencias y apelaciones de resonancias neorrománticas en su prédica. Me explicaré... Cuando en la escuela estudiábamos los tropos, la metonimia era, en esencia, tomar la parte por el todo, y había que aprender a distinguirla de la metáfora, con la que evidentemente está emparentada y próxima. Metonimia es decir, tras el correspondiente control de alcoholemia, “sólo me tomé dos copas de vino”, porque es evidente que uno bebe el contenido, el vino, y no el continente, la copa. La parte por el todo es la metonimia esencial y esencialista en la que una vez más incurrió el actual president. El “poble de Catalunya” que es uno, cohesionado y democrático frente a las fuerzas del mal. El “poble de Catalunya” contra el fascismo. Un discurso de parte que toma una parte del país por el todo. Y que no deja espacio para los tibios y los indecisos, si los hubiere, que los hay. O conmigo o contra mí. O con la democracia, porque sólo queremos votar, o a favor de la represión y la dictadura de esta llamada democracia pero que ya se ha devaluado y corrompido. Y que, aunque invoque lacrimógenamente la solidaridad de los españoles –o sea, los otros– de bien, los tiene por reos de un Estado opresor, tiránico, antidemocrático, fascista, ya lo hemos dicho... Buenos y malos, sin más zarandajas.

No vamos a descubrir ahora que tiene sus razones y hasta que razones no le faltan, porque, en efecto, creo que somos muchos los que discutimos la prisión preventiva, el delito de rebelión y, desde luego, los que asistimos espantados a las escenas del 1 de octubre en escuelas de nuestro país, con aquellas porras desenvainadas contra la gente. Pero, president, ni una sola autocrítica, ni un esbozo de que tal vez algunas cosas no se hicieron bien. Ni una palabra para los contrarios, ni un gesto para los del medio, ni un intento de convencer a los que no sean ya de los muy convencidos... La verdad, no lo entiendo... Como no entiendo ese abjurar de la propia responsabilidad para dejarla en manos de la calle y la movilización ciudadana...

Podía haber perorado en el Parlament, sede de la soberanía popular tan repetidamente invocada, pero prefirió el Teatre Nacional, bajo un foco inmisericorde y junto al lazo inevitable (a estas alturas ya bucle) y confundiendo de nuevo la parte con el todo. Al menos el pasado martes lucía una senyera solitaria, sin el añadido propagandístico de la bandera de la Unión Europea y sin que la estelada saliese a relucir. Convenía dejarla para mejor ocasión.

(EFE)

El lingüista Roman Jakobson trabajó en las distinciones entre metáfora y metonimia y una de sus conclusiones, muy en línea con el Frazer de La rama dorada, era que la metonimia tenía que ver con lo que Frazer dio en llamar “magia por contagio”. No me negarán que resulta sugerente aplicado a nuestro caso catalán y al despliegue de esta no nata república.

A mayor abundamiento, Lacan tenía metáfora y metonimia por las dos formas básicas de hablarnos el inconsciente, colándose en nuestro lenguaje de cada día. Así, para disimular el asco a España como nación y concepto, nada mejor que atacar la monarquía como forma de gobierno y la figura del Rey en concreto. Por ejemplo. Rechazamos al Monarca porque rechazamos a España. Metonimia. Aunque me temo que la avalancha de citas y figuras retóricas del president darían para un tratado largo y prolijo sobre la irrealidad de la realidad que algunos ven o quieren hacer ver. Una marcha por los derechos cívicos, a imitación de Martin Luther King. Todavía por concretar. Un Foro Cívico y Social Constituyente, también por concretar. No se aceptará ninguna sentencia que no sea absolutoria, pero ya se concretará qué se hace cuando llegue el caso si es que llega... Eso sí, mejor será que Pedro Sánchez concrete algo, porque sólo con el banderín del diálogo nosotros no vamos a ninguna parte, porque ya nos hemos ido.

Curioso, muy curioso discurso el de un presidente autonómico oprimido por un Estado totalitario pero que sigue cobrando más que el presidente opresor. Y aunque sería injusto tomar la parte, el salario, por el todo, que son los ideales, ya hace tiempo que aprendimos que aquí no dimite nadie de sus derechos autonómicos a retribución y prebendas.

No puedo más con tanta metonimia, metáfora, sinécdoque y, evidentemente, antonomasias. Me gustaría ver la suficiente inteligencia como para que nos consideraran algo más que unos exaltados sentimentales que de vez en cuando votan y que deben ser convocados o desconvocados a marchas y contramarchas según el momentum que corresponda. Dicen que la gestión de los tiempos es una virtud de estrategas y políticos. Pues bien, la hora y pico de discurso del president Torra fue una hora perdida. Y no es una metonimia. Ni siquiera una metáfora.