La sonrisa del estadista

Artículos | 03/06/2015 - 00:00h


Joaquín Luna


La Comisión Antiviolencia, la Brunete mediática y el maléfico Tomás Roncero atacan a Catalunya por los pitidos al himno español del Camp Nou.

¡Qué poco sentido del humor! Ya lo dijo el líder de ERC en Catalunya Radio: el día que seamos independientes, no pitaremos más el himno de España (directamente lo ilegalizarán, intuyo).

Yo disfruté mucho con la sonrisa de estadista del president de Catalunya en el palco y sus declaraciones a "la seva" tras la final. Una cosa es que el mundo sepa que Catalunya tiene un presidente democrático y otra es descubrir a un potencial penyista en cap, un líder capaz de que las peñas del Barça de medio mundo terminen peleadas y, al final, sólo queden las de casa nostra, las únicas que entienden y viven el Barça.

-No se enfade, que hace pepero.

Ni soy pepero ni me entusiasma el himno de España: suena cuartelero. Me gustaba más Els segadors y digo me gustaba porque, como pasa ultimamente en Catalunya, Els segadors está dejando de ser el himno de todos. Aquí, ya nada es de todos . Y esto sucede bajo sonrisitas que vienen a decir:

-Que es fotin los catalanes que no piensan como yo.

Lo peor no fue la pitada del Camp Nou -la libertad de expresión tiene estas cosas-, lo grave fue ver cómo el president de Catalunya no tuvo media frase ni el sentido elemental de hombre de Estado para hacer pedagogía -como hubiera hecho un líder escocés o quebequés- y señalar desaprobación. Porque ningún estadista concede normalidad a abuchear himnos, ofensa gratuita, otra gracieta de este proceso que está llevando a Catalunya a una sucesión de episodios ridículos.

Barça y Athletic defendían una ceremonia con tres himnos y respeto. La Generalitat prefirió uno y bronca.

¿President de Catalunya (de los siete millones de catalanes) o penyista en cap? Si Tarradellas resucitara...

Ahora toca girar la tortilla y hacernos las víctimas a base de amplificar lo que digan los otros extremistas y el malvado Roncero a fin de llegar a la conclusión habitual: en España no nos entienden, son antidemócratas -aunque chapuceros porque hay libertad para pitar himnos y saltarse leyes- y urge marcharse. ¡Qué cruz!

Ahora, a modo de colofón patriótico, uno ya imagina a miles de defensores de la libertad y el martirio guardando cola ante la sede de la Real Federación Española de Fútbol y el Santiago Bernabeu para denunciarse: yo pité en el Camp Nou.

-¡Pero si usted no fue al estadio!

-Como si hubiera ido. Yo pité desde casa, en recogimiento, porque España no nos respeta.

-Oiga, que el himno no era el suyo.

Y el funcionario de Concha Espina, sede del Real Madrid, alegaría que es la hora del cafelito y no cursaría la denuncia. ¡Ven como nos odian!

¡Roncero, merengue, Catalunya es diferente! Som collonuts!